La ciudad de Sucre acogió este 18 de diciembre la clausura del VIII Ciclo de su Escuela Taller, una institución que cuenta con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y que se ha convertido en un modelo de gestión y formación para convertir el patrimonio en un elemento de desarrollo de los pueblos.
En la ceremonia de promoción de este VIII Ciclo, 57 estudiantes recibieron sus diplomas en las especialidades de albañilería, carpintería, carpintería metálica y forja orientadas a la restauración, así como en instalaciones generales.
Esa vinculación con la intervención en materia de patrimonio convierte a los egresados de esta Escuela Taller de Sucre “en defensores y protectores de bienes que pertenecen a toda su comunidad”, según el coordinador general de la AECID en Bolivia, Francisco Sancho.
La Cooperación Española trabaja desde hace ya 25 años en esta transformación del patrimonio en un elemento esencial de desarrollo a través de diferentes proyectos, como las Escuelas Taller, una herramienta muy eficaz para la inserción social de los jóvenes, así como la mejora de las capacidades y la formación. El objetivo no es sólo la recuperación del patrimonio, sino también la mejora de las áreas públicas y la dinamización del turismo.
La consolidación de este programa ha sido posible gracias al compromiso de las instituciones locales, como el Gobierno Municipal, el Gobierno Departamental y el Proyecto Sucre Ciudad Universitaria, que han permitido que la Cooperación Española acompañe sus procesos a través del apoyo técnico y económico. Desde el 2012 el Ministerio de Educación se ha sumado a este esfuerzo con el reconocimiento de la titulación.
La aportación financiera española en todo el programa ha sido de 2,7 millones de euros desde la creación de esta Escuela Taller de Sucre en 1997, con más de 600 alumnos formados en sus instalaciones.
La ceremonia de entrega de certificados de la Escuela Taller tuvo lugar precisamente en el Ex Hogar Beltrán, que la Escuela Taller Sucre ha recuperado para la ciudad de Sucre. Éste es un edificio de alto valor patrimonial que se suma a la lista de monumentos que, gracias a la labor continua de la Escuela Taller y de las instituciones que velan la preservación del patrimonio de Sucre, han recuperado su uso y valor.